lunes, 5 de octubre de 2009

Pero esta noche...

Otro cumpleaños más que pasa. Ha sido un tanto "extraño". Más bien, el extraño he sido yo. O mi actitud. Pero empecemos por el principio.

El viernes por la tarde/noche era la primera celebración. El día estaba pasando sin pena ni gloria: madrugón, curro... Hasta que llegué a casa de Javi para preparar las cosas. Tenía (él) mucho empeño en que todo estuviera limpísimo, ordenadísimo, preparadísimo... y a mí me estaba dejando agobiadísimo. Lo peor fue que, después de estar así, me dijo que no se quedaba. Y ya me rallé yo. Más. Me metí en el cuarto de baño, eché el pestillo (cosa que nunca hago) y tuve un momento de intimidad, de esos tristes, que hacía bastante tiempo que no tenía. Hablando, se me pasó un poco, pero no mucho. Así que cuando se fue, me quedó aún más claro que necesitaba un poco de alcohol en sangre.
Llevaba (y llevo) unos cuantos días en los que estoy muy racional. Quizá todo lo racional que pueda estar. Cuando la sangre baja al corazón, o más abajo, le pongo remedio rápidamente y a mi manera. Y la verdad, no se está tan mal. Al menos tengo la sensación de que haga lo que haga, no la voy a cagar. Hay pocas cosas que me saquen de este estado: animales, amor, sexo, alcohol... Y de momento, lo único que no termino de controlar son los animales. Me pueden.
A lo que iba: el viernes por la noche. La gente empezó a llegar y se extrañaban de que no estuviera Javi. A mí se me subían los congojos, pero aguantaba bien. Así que empecé a beber, pero mi parte racional seguía manteniendo el control e iba ganando la batalla. También se apoyaba mucho en los abrazos que recibía de la gente que iba viniendo. Qué leches, mi gente siempre se merece lo mejor de mí, y espero haberlo dado, con el punto de desinhibición que requería el momento. Y con eso me quedo: con que mucha gente a la que quiero, y que me quiere estuvo conmigo ese día (y/o me felicitaron en su momento). E incluso con la gente que faltó.
Cuando la fiesta acabó, le hice una perdida a Javi, por si acaso molestaba, y ya vino. Y todo como siempre (o como últimamente, que insisto en que para mí, todo está algo rancio).

Así llegamos al sábado. Ya me sentía más yo, aunque con un poco de dolor de cabeza (bastante leve). Este día fue más tranquilo, pero me lo pasé genial (y espero que la gente también); esta vez sin alcohol (ya no hacía falta).

Hoy he llevado unos saladitos y alguna cosilla dulce al curro, y he estado con mi departamento en la cocina mientras lo comían. Desde hoy yo estoy a dieta, así que no me tocan guarrerías durante 3 meses. A ver si me pongo (más) wenorro otra vez. Y eso, que por allí todo genial. Ya apenas me distraigo con los alrededores; cosa que agradezco, porque lo que más me interesaba tener en el campo de visión, me pilla muy mal. Cada vez soy más eficiente con mi trabajo y me gusta más. Sólo falta que acabe la carrera, y si hay algo de suerte, que me cojan. Y si no, pues a buscar curro en otro sitio, con la esperanza de que me traten tan bien como lo están haciendo aquí. Pero de momento, lo disfrutaré. Al igual que el tener cosas que hacer constantemente. Me gusta.

Y bueno, parece que por lo demás, las cosas siguen calmadas. Ya digo: mi lado Q sigue estando presente, así que todo irá bien. A estas alturas confío más en él en mi "corazón". Lo que he cambiado con los años... También tengo mis cagadillas, pero nada grave, espero. No tengo esa sensación de que si la cago la gente me odiará, como me pasa cuando me dejo llevar.
Espero disfrutar la peli del miércoles, aún así (Rec 2), que con la 1 me reí muchísimo. Habrá que seguir experimentando. Y si me siguen aceptando más miércoles, el siguiente toca Agora :D.

No se me ocurre qué poner como música, así que dejaré esta canción, que es mi favorita de Amaral y que me deja una sensación que me encanta y me encantaría sentir más a menudo. También representa todo lo contrario a cómo estoy. Y como no le he puesto título a mi parrafadita de hoy, lo tomaré prestado ;).

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