lunes, 20 de junio de 2011

El dilema del prisionero

La policía arresta a dos sospechosos. No hay pruebas suficientes para condenarlos y, tras haberlos separado, los visita a cada uno y les ofrece el mismo trato. Si uno confiesa y su cómplice no, el cómplice será condenado a la pena total, diez años, y el primero será liberado. Si uno calla y el cómplice confiesa, el primero recibirá esa pena y será el cómplice quien salga libre. Si ambos confiesan, ambos serán condenados a seis años. Si ambos lo niegan, todo lo que podrán hacer será encerrarlos durante seis meses por un cargo menor.

Es el enunciado de un problema clásico de teoría de juegos y tras darle vueltas, se asemeja un poco a la situación actual.

Después de toda la comedura de tarro y la visión pesimista que tenía, me había planteado tirar más para adelante por mi pareja. Cómo le he dicho hoy: muchas veces hago un mundo de una gilipollez, como pasó ayer con su excusa para no dormir con él. Así que quería hablarlo y quería saber qué tal estaba. Estaba pensando si irme incluso el fin de semana que viene con él y tener momentos románticos. Y esa es una de las cosas que más me ha gustado de nuestra conversación de hoy, que cuando le he preguntado si quería que fuera me ha respondido simplemente que no, sin "Es que..." ni nada de eso. Luego me ha dado explicaciones, claro, pero sin inventarse historias y sin darle más importancia a eso que a la respuesta.
He llorado mucho mientras hablábamos, quizá porque hoy sí que me he sentido realmente bien con él. Creo que me he forzado mucho a estar bien y al darme cuenta de que no es así o ser realista con ello, he visto que debajo de esa capa de mierda había amor todavía. Obviamente la mierda baja el nivel, pero estaba ahí y hoy lo he disfrutado y lo he sentido más real que en estos días. Y me duele. No quiero volver a estar como estábamos, porque no estábamos bien, pero tampoco quiero estar sin él. Como habíamos hablado y dejado hoy más claro, vamos a ponernos distancia y a ver qué ocurre. De ahí el dilema del prisionero y las 4 opciones posibles a este desenlace, siendo éstas las combinaciones de cada decisión personal de convertir la distancia en total o devolverla a cero de nuevo. Desde el punto de vista del dilema del prisionero, el mejor desenlace es que ninguno confiese, y, como yo soy como soy, el peor y más probable sería que yo confesase y él no. Ya se dio cuando lo dejamos por segunda vez, aunque entonces estaban las cosas más decididas por su parte y yo me lo tomé como que tenía que mejorar, hasta que me llevé el chasco. Pero quiero volver a tener esa actitud y esperar. También he recordado que cuando empezamos a salir yo veía claro que me dejaría (como así ocurrió), pero no me importaba porque sólo quería que fuera feliz y que aprendiera a querer a la gente, porque era como muy "frío". Sé que eso ha cambiado en él, así que como premio de consolación sigue sin estar nada mal.

Ahora está durmiendo en mi cama, porque le he pedido que viniera. Al final no hemos ido al teatro porque se ha hecho tarde y yo estaba muy mal como para salir. Me gusta que se quede ahí porque así me dejará su olor. También he cogido su polo nuevo y lo he dejado mejor colocado, porque cuando se lo ha quitado lo ha dejado del revés, no sin antes cogerlo entre los brazos y olerlo varias veces. A pesar de que es nuevo ya olía a él y un poco a aftersun. Hoy me daba mucha lástima ver lo cansado que estaba y quemado, y por eso le he tratado lo mejor que he podido, y me ha salido del corazón, de verdad, como... como antes. Podía haber dejado la casa hecha un desastre, que hoy no me importaba. De hecho, ahora en cuanto acabe de escribir voy a dejarle la comida preparada, porque se lo he prometido cuando le he pedido que viniera y lo mismo, con todo mi cariño. Me gustaría dejarle alguna nota en la comida o algo para que la vea cuando vaya a comer y se acuerde de mí, pero de buen rollo. Creo que antes era más creativo con estas cosas, pero con el tiempo y resultados, lo fui perdiendo. Supongo que por eso ahora me vuelven a salir. De todas formas sé que sabe que le quiero y cómo lo he sentido antes y ahora, y por mi parte me parece suficiente.

Creo que lo peor son las fechas, por mi examen en menos de 40 horas. Iba a quedarme estudiando por la noche, pero creo que es mejor descansar un poco. Me ha cundido más en este rato que en todo el día, y como me ha dicho él: aún me queda tiempo. Y me quedo con que me lo ha dicho con todo el ánimo del mundo, así que me esforzaré a tope, aunque el tiempo sea reducido. Tampoco ayuda mucho que se vaya este fin de semana a su pueblo, que el siguiente sean fiestas y vaya a venir su mejor amigo y que a partir del siguiente tenga 3 semanas de vacaciones. O sí, y nos vendrá bien, nunca se sabe. Pero sé que le echaré de menos. Espero que hablemos de vez en cuando. Tampoco sé si me seguirá escribiendo correos desde el trabajo o llamándome. Si no lo hace y siento que no le molestaré mucho, lo haré yo, aunque sólo sea por arriesgarme a recibir respuesta y un poquito de ilusión. También me da miedo lo que vaya a hacer en vacaciones y los lugares que frecuente y lo que pueda hacer... Supongo que es inevitable y lo que más me va a costar asumir. Siempre he pensado que no soy celoso, pero parece que simplemente por estos pensamientos me equivocaba. Pero es lo que hay y es una de las muchas variables que pueden influir, como en el dilema del prisionero.

En fin, que el tiempo dirá. Como momento musical me quedo con esta canción, que no sólo no soy capaz de seguir su título, si no que me provoca más hacer lo contrario.

2 comentarios:

Christian Ingebrethsen dijo...

Bueno, espero que todo vaya bien y si finalmente la cosa no tiene arreglo tendréis que ser felices por separado, sobre todo tú.

Besos.

Marisela dijo...

Es difícil decirte algo... no te puedo aconsejar nada excepto que pase lo que pase, sigan como pareja o no, continúen siendo amigos.
Un abrazo solidario.